martes, 12 de abril de 2011

Transcripción de la charla sobre "Caritas in Veritate" que, en octubre del 2010, diera el P. Enrique Moreno Laval ss.cc. en la casa central del PDC

P. Enrique Moreno:

Muchas gracias a todos ustedes. Muchas gusto de estar aquí, compartiendo estos momentos y muy sorprendido por encontrarme entre cardenales, así dice la invitación. Ya me contaran cual es la historia de este cardenalato. Espero sentirme cómodo entre los cardenales. Pero a veces uno genera, en la propia Iglesia, cierta alergia a ciertos estratos. Pero en fin.
Yo les agradezco mucho esta idea de compartir algunas ideas sobre “Caritas in Veritate”, este tercera encíclica del Papa Benedicto XVI, que el firmo el 29 de junio de 2009 y se hizo publica una semana después, más o menos, a comienzos de julio y ha estado circulando por todo el mundo.

Quiero decirles que vengo acá, no porque yo sea un experto en encíclicas, ni en teología, sino porque soy amigo de Alfredo, nada más, simplemente por eso. Porque nos conocemos hace muchos años y nos queremos mucho, creo yo. Entonces el tiene sus regalones por ahí. Me invito a compartir esta encíclica, que yo la quiero compartir simplemente con una lectura atenta que hace un creyente que quiere estar más o menos informados sobre esta encíclica. Así que por favor no esperen algo demasiado técnico ni demasiado intelectual, sino simplemente una lectura atenta y creyente, que desde luego quiere tomar en serio lo que la Iglesia le enseña y quiere tener opinión, al informarse.

La Encíclica Caritas in Veritate se inscribe dentro de las encíclicas llamadas sociales, que comenzó con la Rerum Novarum y que continuo con la Cuadragésimo Annum y después de tantas otras encíclicas sociales se inscribe Caritas in Verate, que tiene un sub titulo, que es sobre el desarrollo humano integral.

Cuando uno lee la encíclica y como me ocurre a mí, me encuentro con muchos cristianos que quieren que quieran saber algo y le preguntan a uno de un modo informal ¿que te pareció la encíclica? Yo tengo que decir que es buena, que no es excelente, que no es fantástica. Pero yo creo que es buena de verdad. Digo en el sentido de que, no una encíclica a mi parecer que innove demasiado y creo que repite mucho. Repite mucho a Populorm Progressio. Comienza comentándola y no la suelta de la mano en toda la encíclica, el Papa Benedicto. También acude a otras encíclicas, como Pacis im terris de Juan XIII. Pero yo creo que no dice grandes cosas que puedan parecer para nosotros una novedad. Por lo menos para un creyente que siempre informado de lo que piensa la iglesia, ya sea a través de prensa incluso. Se va encontrar con que sí, son cosas que se han dicho en otras oportunidades y que aquí se repiten.

Pero me parece ami que tiene el valor de hacer un buen compendio de lo que últimamente, los últimos 40 años digamos, se ha estado diciendo de parte de la Iglesia, sobre la situación económico- social y la política mundial. Tiene esa virtud, condensarnos una serie de documentos en esto. Y además yo creo que tiene como cosa buena, la oportunidad. Que aparezca precisamente cuando estamos viviendo o hemos vivido o estamos saliendo crisis mundial, que afectado al mundo entero. Entonces tiene eso de bueno, que es oportuna y que no dice cosas que ya sabíamos, pero las repite condensándoles bien.
Puede ser también que un lector pueda encontrar en esta encíclica un tanto. Yo creo que el estilo fácil de leer. Bueno, tampoco uno espera una novela, es una encíclica desde luego. Pero uno podría haber sentido la necesidad de un texto un poquito más fluido. Yo creo que el, Papa repite mucho las cosas. Y hay temas que a pesar de que están establecidos en 6 capítulos; sin embargo los temas están totalmente implicados unos con otros y por lo tanto es inevitable que algunas ideas del capitulo I se repitan en el III y en el IV por ejemplo. Y vuelve sobre los otros temas. Por lo tanto es difícil establecer una línea clara de avance en el pensamiento. Yo diría más bien que es un pensamiento circular, que va dando vueltas e insistiendo y machacando ciertos temas, hasta el punto que uno finalmente queda algunas ideas fuertes, bastante claras creo yo.

Me parece que tiene otra dificultad. Que el papa juega mucho con la expresión caridad en la verdad. Yo creo que la expresión a veces la mete innecesariamente como un tema que cada cierta página hay que ponerla. Caridad en la verdad. Y yo creo que nos es fácil descubrir qué quiere decir detrás eso. Incluso hay una cierta especulación, que quizás podría haber sido más simple.

Incluso la encíclica pudo haber sido más corta también. Y si uno le pasa la encíclica a otra persona y le dice: Mira, haz una síntesis, condensarla, yo creo que la mitad de las paginas dirían lo mismo y en forma, más didáctica, incluso. Pero una buena encíclica. Yo creo que es oportuna y yo creo que también se hace necesario leerla, estudiarla, trabajarla y desde luego, sacar consecuencias practicas para la vida.

Hay otras personas que han sido más un tanto más críticas con las Encíclica. Ya desde otra barricada, un poquito más exigentes desde el punto de vista ideológico, han dicho que esta Encíclica finalmente es una encíclica reformarte. Porque no propone realmente un nuevo paradigma, digamos, para llevar en adelante lo que es la economía mundial, la sociedad, la política, sino que más bien postula correcciones a un modelo que ya existe. Y por ahí claro, algunos quedan insatisfechos y dicen: Bueno, uno esperaba una cosa más profética, más analítica, con mayores consecuencias. Y bueno, es un texto doctoral magistral”.
Bueno, caben muchas discusiones sobre eso y cada uno de ustedes y si tienen la oportunidad de leerla, podrá sacar sus propias consecuencias. Yo quiero ir presentando simplemente algunas ideas que están en cada capitulo, haciendo alguna discreción de repente, para otros temas.

Sobre el desarrollo humano integral. Ese es el tema que el Papa quiere tratar en los 6 capítulos con una introducción y una conclusión. En la introducción el Papa establece este tema, digamos, “caridad en la verdad”, que simplificándolo mucho, tal vez podríamos decir que el corazón del Evangelio es el amor, es lo que llamamos la caridad. Es el amor y tiene que ser un amor de verdad, en la verdad. Por lo tanto el amor tiene que desarrollarse con coherencia, con consecuencia y tiene que tomar en cuenta todo lo que el mundo le ofrece y analizarlo desde el amor, para poder realmente construir algo diferente, transformar la sociedad con verdad, con autenticidad. Si no, seria un esfuerzo falso.

En el capitulo I el papa trata el tema del mensaje de la “Populorium Progreso”. Se dedica todo el capitulo a comentar, a recordar lo que el Papa Pablo VI escribió en el año 1967.

Recuerden ustedes que el Concilio Vaticano II para escribir sobre el desarrollo de los pueblos integral del hombre tiene que ser una tarea ineludible y urgente de esa época. La remoción del desarrollo integral del hombre. Y la palabra integral pasa a ser un adjetivo sumamente importante en esta tarea. No se trata de desarrollar económicamente, socialmente, políticamente un grupo humano, sino que tiene que ser integral, por lo tanto la persona humana esta comprometida con todo lo que es como ser humano. El autentico desarrollo del hombre, tiene que abarcar la totalidad de la persona en todas sus dimensiones. Ninguna dimensión escapa a este desarrollo integral. Y dice: el desarrollo de la persona, es el corazón del mensaje social cristiano”. Eso dice el Papa.

Recordando a ustedes, señores cardenales, que han leído desde el comienzo la Doctrina Social Cristiana, indudablemente aquí tienen una clave que el Papa dice, a partir de Pablo VI. El corazón de esa Doctrina Social Cristiana, es la persona. Es el ser humano. La persona humana, hombre y mujer, tal como Dios los creó.

Y esto supone, este desarrollo, la libertad responsable de la persona y de los pueblos. Si no hay libertad, la persona no se desarrolla. Si no hay libertad, los pueblos no se desarrollan. Indudablemente el Papa aquí alude entre líneas, a muchos problemas que el constata hoy en día, donde el ser humano pretende su desarrollo sin esta libertad. Y dice una libertad responsable, una libertad consciente, una libertad de la cual responde frente a otros. Solo en régimen de libertad responsable, puede desarrollarse la persona humana. Si no existe ese régimen de libertad es imposible. Y agrega Pablo VI: “El Evangelio es un elemento fundamental del desarrollo”. El evangelio. Para un creyente, para un cristiano, la fuente de todo esto, es simplemente el Evangelio.

Y yo creo que aquí estamos en déficit muy grande en nuestra vida cristiana, porque yo creo que acudimos poco a la lectura del Evangelio. Si los políticos, los sicólogos, los agentes sociales que construyen la sociedad, que se dicen cristianos, pudieran acudir más frecuentemente al Evangelio, quizás en una utopia todo el día, se encontrarían con la vertiente de todo esto. Finalmente la Doctrina Social no es otra cosa que el evangelio, expresado de diferentes formas, en circunstancias históricas concretas.

El propio S. Francisco de Asís decía, cuando le preguntaban a el cual era la regla, la normativa de su fundación franciscana de aquellos tiempos, el decía:”Nuestra regla es una sola, observar el Santo Evangelio” nada más. Ahí esta todo. Ahí lo encontramos todo.

Y es bueno que el Papa lo diga. Yo me voy a permitir en algún momento, recurrir al Evangelio para explicar algunas cosas que me parecen interesantes.

Y el centro del Evangelio es el amor. Y con ese amor tenemos que sentirnos urgidos. El Papa Pablo VII dice: “Hay una urgencia de reforma”. Dice en su tiempo, el año 67, cuando aquí estábamos en la presencia de Dios. Eduardo Frei Montalva. En esa época. Y cita incluso a S. Pablo, que en la segunda de Corintios dice: “El amor de Cristo nos urge”. Lo que nos urge es el amor de Cristo. Y hoy en día hay que hacer cosas nuevas y hay que desarrollar el mundo, pero a partir de la persona humana que es sagrada.

Justamente D. Raúl, otro cardenal, Silva Henríquez, que tenia como lema episcopal esta, “El amor de Cristo nos urge”. En latín se escribía: “caritas Cristus urget nos”

Ese es el primer capitulo. El Papa recordando Popularom Progressio.

El segundo capitulo lo titula: “El Desarrollo Humano en Nuestro Tiempo”. No se va apartar mucho del capítulo anterior, más bien profundizar el tema, que es el tema del desarrollo, que los pueblos salieran del hambre, de la miseria, de las enfermedades endémicas, del analfabetismo. Se pregunta Benedicto: ¿hasta qué punto se han cumplido las expectativas de Pablo VI? Deja la pregunta lanzada. No se dedica a responder, pero parece obvio que las expectativas lamentablemente no se han cumplido. Incluso dice: “la crisis actual, de la que venimos saliendo, según se dice, deja al descubierto problemas dramáticos”. En 40 años las cosas han seguido 40 más. Han seguido no solamente iguales, sino que han acentuado en su problemática. Y dice Benedicto: “Bueno, esta es una nueva vocación que tenemos que discernir, de proyectar un modo nuevo”. Como algunos han dicho, y se repite esto “las crisis no son solamente una amenaza, sino también una oportunidad”.
Entonces el Papa opta porque hagamos de esta crisis, una ocasión, una oportunidad para discernir y proyectar de un mundo nuevo, la vida humana.

Y sigue concretando estos problemas dramáticos de hoy, dice: “Crece la riqueza mundial –es indudable, crece la riqueza mundial- pero sin embargo aumentan las desigualdades”. Y eso también ocurre en nuestro país, lo han dicho todos los políticos. Hay riqueza que se acumula mucho y sin embargo la desigualdad permanece intacta.

Agrega el Papa:” hay corrupción, hay ilegalidad, hay violaciones a los derechos de los trabajadores”. Y agrega: “No basta progresar solo desde el punto de vista económico y tecnológico”. Y va a volver sobre este tema. Tenemos un capitulo entero dedicado a eso. El Papa tiene temor de que cuando se habla de desarrollo, todos creamos que es la tecnología que avanza y que nos deslumbra día tras día.

En seguida toca el papel del estado. Un tema que también lo hace reiterado. Dice que:” El papel del estado debe afrontar las limitaciones del nuevo contexto económico social”. El Papa varias veces alude a una alternativa posible, que algunos parece que postulan, que la eliminación del estado. El dice: “No. El estado justamente esta allí para regular. Y hay un papel que tiene ser redescubierto. Y los poderes públicos tienen que actuar, porque hay que corregir errores y disfunciones”. Por ejemplo habla de la reducción de la red de seguridad social, de las dificultades de las organizaciones sindicales, de la incierta movilidad laboral. “Entonces el estado-dice- tiene que corregir estas disfunciones. y para eso tiene que ser un estado indudablemente fuerte”. No se puede pensar en que se prescinda del Estado. Quizá el estado tiene que recuperar un rol que quizás en su origen se tenía más claro. Y dice que el primer capital que se ha de salvaguardar, es el hombre, es la persona en su integridad. El tema de la Popularom Preogressio. Dice que además las culturas tienen que ser consideradas en su propia idiosincrasia. Y que las culturas deben ser interactuantes entre ellas, porque hoy en día podríamos caer en el peligro de rebajar lo que es el valor cultural. El dice que por el contrario, hay que fortalecerlo y hay que crear una interacción, combinar las culturas. No se trata de que asimile a otra, sino de que se integren.

Justamente aquí en Chile tenemos un problema cultural serio, que es el pueblo Mapuche por ejemplo y tenemos claro que nos trata de asimilar al mapuche a lo que ellos llaman chileno, si no más bien de integrarlos, respetándole justamente su identidad. Hay muchas legislaciones ahora y esperamos que eso pueda tener mejor éxito.

Habla el Papa de las victimas del hambre y se detiene en el tema de la alimentación. Hay una extrema irregularidad de vida y dice el Papa que frente al hambre, falta voluntad institucionalidad. Dice que no solamente es un problema económico.
Me encontré hoy día casualmente con un texto que les quiero compartir. Fíjense que mañana 17 de octubre, yo no lo sabía, es el día internacional de la pobreza; problema que hay tantos días en el año consagrados a una tarea especifica, que uno no las sabe todas. Un teólogo español llamado José Ignacio González fares, escribió apropósito de eso y dice que estamos en un fracaso, y un fracaso por demás previsible respecto de la alimentación. Recuerda esta palabra Mahatma Gandhi: “La tierra produce lo suficiente para satisfacer nuestras necesidades. Pero es absolutamente insuficientes para satisfacer nuestros caprichos”. Hasta ahí Gandhi. Y agrega González Fares:”Nuestro sistema económico pretendía satisfacer esa necesidad primaria del hambre, dedicándose a producir para los caprichos de aquellos que ya están satisfechos”. Interesante eso ¿no? Más adelante agrega una frase de Emmanuel Mounier:”En el futuro, que ya ha llegado, los hombres no se distinguirán por si creen o no en Dios, sino por como se sitúan ante las victimas del planeta”. Y aquí aporta una cosa muy interesante. ¿Dónde hay que mirar hoy día la sociedad? ¿Desde dónde miramos? Muchas veces la miramos desde el poder, desde la riqueza, desde las grandes economías y ocurre que para el evangelio que invoca Pablo VII, la vida se mira con Jesús desde los últimos, desde los pequeños, desde los más pobres. Y entonces dice: “Si se mira la vida desde allí, aunque uno sea parte de ese grupo, sin duda tenemos otra perspectiva, tenemos otra mirada respecto a la vida.

Fíjense por ejemplo que en estos días, perdónenme que haga alusión un poquito a mi familia religiosa, pero el domingo pasado fue canonizado un sacerdote belga, Damian de Veuster, leproso con los leprosos en la isla de Molakai en el archipiélago de Hawai. A los 19 años ingresó como religioso, a los 23 fue a Hawai. A los 24 años se ordeno como sacerdote en Hawai, en Honolulu y a los 33 años entra a la isla de Molokai, a preocuparse de un grupo de 700, que ya había en ese instante, en una lengüeta, en una isla del archipiélago, donde se botaban a los leprosos como animales para que murieran hacinados. Va por 3 mese, se queda por 16 años. Va sano termina contaminando por la lepra. Muere leproso a los 49 años de edad.

Un hombre heroico, santo por lo tanto, peso que tuvo la virtud, en un momento de su vida, siendo un hombre común y corriente como todos, de empezar a mirar la sociedad de su tiempo, no desde donde estaba el obispo o el primer ministro de las islas, o el rey de Bélgica, sino que mirarla desde los últimos, desde los pequeños, desde los leprosos. Y cuando se mira la vida desde los leprosos, se mira de otra forma- y por lo tanto se actúa también de otra manera. Y esas circunstancias a uno lo pueden convertir incluso en héroe, aunque uno no busque ser héroe ni busque ser santo.

Yo creo que tiene razón Mounier cuando dice:”Quizás lo más importante, yo diría incluso para poder creer en Dios, es situarse en tal lugar, que uno mire la vida desde las victimas del planeta”.

Mas adelante en este mismo articulo de González Fares, respecto de los medios de comunicación fíjense, se hace esta pregunta interesante:”¿Cuándo van a comenzar los noticieros , diciéndonos pesadumbre, hoy han muerto en cualquier terremoto. Esa es una cifra que todos tendemos a olvidar cuanto antes, por eso necesitamos que nos recuerden.
¿Cuántos muertos hubo el fin de semana largo? No recuerdo, pero 30, 40, por ahí, en un día no; en 3 días. Pero hoy día, al final del día habrá otros 10.000 hombres o mujeres, niños o adultos o viejos que han muerto de hambre. Entonces ese escándalo ¿no es cierto? Esta allí. La sociedad global no ha podido solucionarlo.

Y necesitamos entonces que haya más mártires en el cristianismo, de cualquiera manera. No solo como Damian Molokai. Muchos otros, quizás de maneras menos espectaculares, tal vez más anónimas, pero necesitamos mártires. Gente que se ponga al lado de las victimas de la tierra, que nos pueden justamente enseñar lo que tanto aspira el Papa Benedicto en su Encíclica, que finalmente se acabe el hambre en el mundo.

El Papa entonces dice: “Tenemos que tener una conciencia solidaria” y empieza a hablar mucho de este objetivo solidario o solidario y del concepto de solidaridad. Tanto es así, que no lee la Encíclica y dice, podría haberse llamado la Encíclica de la Solidaridad. Yo creo que seria buen nombre alternativo para la Encíclica. Encíclica sobre la solidaridad. Yo conté por lo menos 50 veces que habla de la solidaridad y me canse de contar. Debe ser más incluso ¿No? La solidaridad en todo nivel. A nivel personal, a nivel colectivo, a nivel grupal, nivel nacional, nivel planetario. Se necesita una conciencia solidaria. Por ejemplo dice: “La alimentación y el acceso al agua debe ser derechos universales de todos los seres humanos, sin distinciones, sin discriminaciones. Debe haber respeto a la vida, apertura a la vida. Derecho a la libertad religiosa. Los diferentes ámbitos del saber humano deben ser interactivos, orientados por el amor. Necesitamos nuevas soluciones, según la dignidad de la persona. La Ciencia Económica tiene que tener una valora con moral. La ciencia económica no es neutra- dice el Papa- tiene que ser vista también desde una ética que ponga el acento en la persona humana. Hay que descubrir el sentido de la economía y de sus fines.

Ustedes recordaran una frase de Jesús en el Evangelio, que para mi es lo más revolucionaria, pero decirlo así, en el sentido de revolución es una manera de pensar. Es una frase que aparece en el evangelio de marcos, que dice: “No esta el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre”.

Yo creo que habría que sacarle más partido a ese texto. Les voy a leer un pequeño texto de marcos. Cuenta que un sábado, día de sábado, día del Sabat, descanso religioso del pueblo judío. Pasaba Jesús a través de unos campos sembrados y sus discípulos comenzaron a cortar espigas según pasaban. Nos ubicamos entonces. Caminando pasan por los sembrados. En ese tiempo no había caminos, no había cerco. La gente pasaba en medio de las viñas, de los sembrados. Los discípulos cortan espigas según pasaban. Algo permitido en la legislación judía, por lo demás, porque el caminaba, el peregrino, tenia derecho a comer el fruto que encontraba. Lo único que estaba prohibido, era echar en su bolsa lo que cosechaba, para llevar para la casa. Eso estaba prohibido. Pero si comer en el camino. Bueno eso hicieron.

Los fariseos le dijeron: ¿te das cuenta que hacen el sábado lo que no esta permitido? El problema es que es en sábado. Esta permitido pero el problema es que lo hacen en sábado y eso ya no estaba permitido. Jesús les respondió: “¿No han leído nunca lo que hizo David cuando tuvo la necesidad y sintió hambre, el y sus compañeros?”. Esto se refiere a David cuando era general de Saúl, no era rey todavía. Y llega después de una batalla con sus soldados al campamento. Y dice Jesús: “Cómo entro en la casa de Dios, en los tiempos de los sumos Sacerdotes Abiatar, comió de los panes de la ofrenda que solo a los sacerdototes les estaba permitido comer y dio también a quienes lo acompañaban?”. El texto al cual hace referencia, justamente dice eso. “llega David con soldados y dice: tenemos hambre ¿Dónde hay pan? Le dicen no hay pan. Alguien dice sí, pero solamente están los panes consagrados al señor y se los da a sus hombres”. Jesús les recuerda y añadió: “el sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. Así que el hijo del hombre que soy yo- dice Jesús- también es señor del sábado.

Fíjense lo flexionador que es esto. No solo el dicho, sino que la historia que esta detrás. Hay panes consagrados al Señor ¿Qué cosa más sagrada que el Señor? Nada más sagrado que el Señor y sin embrago hay hombres con hambre y se enfrentan a esta realidad de lo sagrado. Dios y sus cosas son sagrados. Sin embargo para David y para Jesús, la mirada es otra. Mira a los que tienen hambre y por lo tanto, en un momento dado un clic digamos, lo hombres con hambre pasan a ser más sagrados que el pan sagrado de la pertenencia a Dios. Porque para Dios no hay nada más sagrado que el hombre.

Entonces eso es muy importante ¿no? Aquí quizás detrás de esto, aunque el Papa no lo cite, yo creo que está este texto, la idea que esta en este texto. O sea, el hombre para Dios es sagrado y por tanto, para otros hombres, los hombres son sagrados. Y por eso, “allá ustedes les dirá Jesús, con su Sábado. Que si el sábado no sirve para la vida, el sábado no tiene ningún sentido.
En otro día le critican a Jesús porque salva a un hombre en sábado.

Y se pregunta Jesús ¿Qué acaso no se puede hacer el bien, no se puede dar vida en sábado? Que el sábado fue hecho justamente para que el hombre tuviera vida, para que descansara, él y su tierra. Y sin embargo la critican.
Uno podría parafrasear ese texto y decir respecto a la economía, no está hecho el hombre para la economía, sino que la economía para el hombre.

Yo creo que eso es lo que el Papa quiere reivindicar con esto. Y por lo tanto, no podríamos encogernos de hombros y decir “que lástima, pero las leyes económicas son tales y cuales. Y claro, se producen unas desigualdades, pero no podemos variar la economía. El Papa entonces clama porque haya políticos, economistas, agentes sociales, que realmente tomen en cuenta el sentido de la economía y el fin que debe tener la economía con nosotros, con el ser humano.

Y el Papa alude también, al final del capítulo segundo, a la globalización. El dice: “esta interdependencia planetaria que llamamos globalización”. Dice él, pero la define como interdependencia planetaria. En un momento dado nos hemos dado cuenta, hemos tomado conciencia que somos interdependientes. Yo digo, ojalá fuéramos interdependientes. El problema es que somos todavía muy dependientes. Yo creo que una fase superior a la dependencia, sería justamente la interdependencia. Yo creo que ni la dependencia total ni la independencia absoluta son lugares de equilibrio. Parece que la interdependencia, donde en igualdad nos vamos haciendo necesarios los unos de los otros, podría señalar el camino de orientación de esta dinámica. El Papa se pregunta justamente eso ¿Cómo aumentar esta nueva dinámica?

Capítulo tercero. Lo titula el Papa “Fraternidad, Desarrollo Económico y Sociedad Civil”. El Papa aquí alude a un tema que encuentro que es muy interesante y me parece muy olvidado. El lo llama “El Principio de la Gratuidad”, o la lógica del don, como expresión de fraternidad.

¿Qué es lo propio de la fraternidad humana? Es la gratuidad, es el don. Cuando yo siento que el otro es mi hermano, realmente es mi familia, nos sentimos de verdad hermanos, somos muy gratuitos. Estamos dispuestos a darnos. Nos pasa en el corazón de nuestra familia, los padres con los hijos, los hijos con los padres. La gratuidad, la lógica del don es propia de una expresión de fraternidad.

Ahora ¿cómo llevar esto también al plano social, económico, político. Dice el Papa: “además de justicia conmutativa, justicia distributiva, tendría que haber una justicia social aplicada a la economía de mercado”. Sin formas y internas de solidaridad de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir verdaderamente su función, su propia función económica. El mercado, repito, necesita formas internas de solidaridad y confianza recíproca.

La gratuidad, ir más allá. ¿se acuerdan ustedes del salario ético, del Obispo Alejandro Goic? El me contaba un día, que lo dijo casi sin darse cuenta. Por lo menos las cifras, me dijo. La cifra la tiré así, me dijo, al ojo y resultó algo espectacular. Incluso, me decía él, mucha gente habrá pensado que yo estuve haciendo muchos análisis, largos análisis y muchas consultas a entendidos, para llegar a establecer eso.

Pero fíjense que Jesús tiene una parábola, en el Evangelio de Mateo, que podríamos llamar “la parábola del salario ético”. No sé si la conocen, pero la voy a leer. Dice Jesús: “Con el reino de los Cielos sucede lo mismo que con el dueño de una hacienda, que salió muy de mañana a contratar trabajadores para su viña”. Podemos fijarnos, imaginarnos la figura de los pueblos de aquel tiempo y también de los nuestros hoy día. En las plazas se reúnen los cesantes, los desocupados. Yo que viví 20 años en Concepción, me acuerdo que en la esquina de las calles Caupolicán con Maipú, frente al Mercado, se reunían todos los días los viejos de la construcción. Y los empresarios que necesitaban trabajadores iban allá, a esa esquina. Se bajaban del auto y se preguntaban: ¿Quién es carpintero de primera?, ¿quién es albañil? Y contrataban. Ya no hace mucho tiempo pasaba lo mismo.
Bueno, esto lo digo. El dueño de la hacienda va a contratar trabajadores de su viña. Muy temprano, después de contratar a esos trabajadores, por 1 denario al día, los envió a su viña. Un denario al día. El denario es el jornal diario. No sé en cuanto estará el jornal hoy día, pero… si es malo será $5.000; si es más o menos será $10.000. Bueno, lo suficiente. O sea, les ofrece lo justo, lo que se paga ese día por un jornal diario. Digamos que salió a las 6 de la mañana les dijo: “Vayan también ustedes a la viña y les daré lo que sea justo –por qué no les dices un denario, lo que sea más justo-. Ellos fueron. Salió de nuevo a medio día, a las 12. Y a primera hora de la tarde, hizo lo mismo, a las 3 hizo lo mismo. Salió por fin a media tarde, sería como a las 5. A las 6 de la tarde terminaba la jornada. Encontró a otros que estaban sin trabajo y les dijo ¿por que están todo el día sin hacer nada? Le contestaron: Porque nadie nos ha contratado, no hay trabajo. El les dijo: vayan también ustedes a la viña. Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su administrador: “llama a los trabajadores y págales el jornal, empezando por los últimos, hasta llegar a los primeros, vinieron los de media tarde, los de las 5 de la tarde y recibieron 1 denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero también ellos recibieron 1 denario cada uno. Al recibirlo se quejaron contra el dueño diciendo: “estos últimos sólo han trabajado un rato y les han pagado igual que a nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor”. Pero él le respondió a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia, ¿no quedamos en 1 denario? Tómalo tú y vete. Si yo quiero dar a este último lo mismo que a tí, ¿no puedo hacer lo que quiero con lo mío? ¿O le tienes envidia porque yo soy bueno?

No sé qué respondería cada uno de nosotros, si nos ocurre aquello de haber trabajado todo el día, ver que les pagan a los últimos 1 denario…yo creo que habríamos reclamado igual, ¿o no?, diciendo: Pero oiga, esto es una injusticia. Pero si vamos a lo justo , bueno, ¿Por cuánto se contrató? Por 1 denario. Bueno, aquí está el denario. ¿Qué es lo que pasa con el dueño de la viña? ¿Qué le ha pasado al dueño de la viña? No lo dice el evangelio, pero uno tiene que tratar de descubrir, a ver ¿qué le habrá pasado a ese señor? ¿cómo miró esta jornada de trabajo? Uno, claro, puede sospechar que él miró esa faena del día, no desde aquellos que tuvieron trabajo desde el comienzo, por que suertes, sino desde aquellos que eran los últimos.

Yo me imagino, no sé si me equivoque, pero lo que se habrá preguntado, a ver, este señor que trabajó 1 hora y que no trabajó más, no porque quisiera, si no porque no había trabajado. ¿No tendrá, igual que el que trabajó primero, una mujer, unos hijos? ¿No será ético que yo le pague un salario igual que los que le pagué a los que trabajan todo el día? Es otra mirada claro. Los que escuchan a Jesús dirán: bueno, es que no habíamos pensado en eso. Ese es el problema. Que no pensamos en eso.

Y ocurre hoy día a nuestra sociedad, que los que estamos satisfechos no entendemos a los necesitados. Los que estamos sanos no entendemos a los enfermos. Los que los pasamos bien, no entendemos a los que lo pasan mal. Los que estamos bien integrados a la sociedad, no entendemos a los excluidos. No tengo una mirada, porque miramos desde nosotros y no desde ellos.

El Evangelio nos ayuda a mirar desde otra perspectiva. Y justamente por eso me gusta llamar a esta parábola, que podría llamarse también la parábola de los cesantes o de los viñadores contratados, la parábola del salario ético. Porque es un salario ético. Porque responde éticamente a la necesidad del trabajador y no a las horas trabajadas. Interesante. Ojalá muchos empresarios hoy día, leyeran este Evangelio. Habría que proclamarlo con más fuerza.

Bueno, entonces el papa habla del principio de gratuidad, la lógica del don y eso nos hace mucha falta en la sociedad de hoy. Dice el Papa: “ no se puede aplicar sin más la lógica mercantil”. Este dueño de la viña felizmente no aplicó la lógica mercantil, aplicó la lógica del don. “debe estar ordenada entonces la economía a la consecución del bien común. Y esto –dice- es responsabilidad de toda la comunidad política, que debe favorecer las relaciones auténticas humanas dentro de la actividad económica”. “La justicia –dice- afecta a todas las fases de la actividad económica”.

Toda decisión económica tiene consecuencias de carácter moral. Tiene que haber reciprocidad fraterna. La gratitud que fomenta y extiende la solidaridad por la justicia”. El Papa dice: “se trata de generar una profunda democracia económica”. Interesante ese concepto. Habría que trabajarlo más, pienso yo. Tenemos democracia política, podemos elegir dentro de poco, a quienes queremos. Pero esa democracia política ¿significa también democracia económica? Da la impresión que no.

El Papa vuelve a la solidaridad y la define de esta manera que me parece interesante. “La solidaridad es en primer lugar, que todos se sientan responsables de todos “. Todos responsables de todos. Todos respondemos por todos. ¿Cómo andamos en esto? ¿De verdad respondemos por todos?

Y en seguida el Papa dice algo que me hizo recordar a Alberto Hurtado, porque creo que complementa, corrige y complementa a Alberto Hurtado. No sé si estoy en lo correcto. Pero el papa dice lo siguiente. O si quieren les recuerdo primero la frase de Alberto Hurtado. El decía que “donde termina la justicia”, comienza la caridad”. Y se ha citado mucho esa frase… donde termina la sociedad… “No vengamos aquí a traer caridad. Primero la justicia –decía el- donde termina la justicia comienza la caridad”. Bueno, el papa dice: “Mientras antes se podía pensar que lo primero era alcanzar la justicia y que la gratuidad venía después, como un complemento, hoy es necesario decir que sin la gratuidad no se alcanza ni siquiera la justicia”. Hay un complemento a lo de Alberto Hurtado. No es que no valga lo de Alberto Hurtado, pero da un paso más allá porque las circunstancias han cambiado. Porque no nos da resultado lo otros. Fíjense que interesante es esto. Hoy es necesario decir que sin la gratuidad no se alcanza ni siquiera la justicia.

El Papa da un paso más y globaliza el tema del desarrollo económico y dice que “todos los pueblos deben estar incluídos en el desarrollo económico”. A nivel ya planetario, desgraciadamente hay pueblos que quedan fuera de la mesa de la economía. Solamente los fuertes desarrollan más y más y también entonces, en ese nivel deberían haber márgenes de gratuidad y de comunión. Los países fuertes, los ricos, deberían ser generosos con los más pobres.

“El mercado y la política –agrega- tienen necesidades de personas abiertas al don recíproco”. Y eso no está tan claro. Cuando estamos en plena campaña política, claro, uno sabe cuales son las características de cada campaña. Después todos se abrazan, pero mientras tanto, más bien no parecemos personas abiertas al don recíproco, en forma espontánea.

En seguida se refiere a la empresa y dice el Papa que debe haber cambios profundos en el modo de entender la empresa. Agrega. “no las expectativas exclusivas de los inversores, en detrimento de su dimensión social. Toda empresa no es solamente para los que invierten en ella. Debe tener una dimensión social. Debe haber una conciencia de responsabilidad social más amplia de las empresas. La gestión de la empresa no debe tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también de todos los otros sujetos a la vida de la empresa: los trabajadores, los proveedores, los beneficiados, los consumidores”. Uno se pregunta cuantas empresas tendrán claro esto, que la gestión no solamente tiene en cuenta el beneficiio de los propietarios. Quizás porque ha pasado sólo eso, por ahí se ha generado tanta desigualdad. Y nunca se ha valorado bien el hecho de que una persona, un empresario, gana dinero, se hace rico, porque hay otros trabajadores que han entregado también su fuerza de trabajo, con mucho sacrificio y con poca gratificación.

Recuerdo que el Papa Juan Pablo II, cuando inauguró la Asamblea General del episcopado Latinoamericano, en Puebla, el decía: “El problema de América Latina es que hay una brecha cada vez más grande entre ricos y pobres”. Y agregó: “Hay cada vez ricos más ricos, a costa de pobres más pobres”. Y el a costa no es una palabra dicha así, por azar o por acomodar el lenguaje. No es una figura literaria, una palabra dicha así, por azar.

Ricos cada vez más ricos a costa de de pobres cada vez más pobres y eso es lo que escandaliza al Papa y lo hace decir estas cosas y llamar la atención.

“Invertir, dice por lo tanto tiene un sentido moral. No solamente un sentido económico”. Habría que decirle a los empresarios de este país: Cuando usted invierte, no solamente piense en las ganancias, piense que pasa con el mundo social que parte, que surge de esa inversión que usted está haciendo.

Vuelve el papa sobre la autoridad política. Dice textualmente: “No se puede proclamar la desaparición del estado”. No se puede proclamar la desaparición de estado. El estado es un cauce privilegiado para orientar a la globalización económica. Además agrega que un apoyo importante puede ser la instancia política, no estatales, los grupos civiles, la participación ciudadana, las organizaciones no gubernamentales me imagino, aunque no las nombra el papa así, pero necesitamos mayor participación ciudadana. Algo que tal vez uno echa de menos un poco en estos tiempos.

A mí me tocó vivir, recién sacerdote, en la zona sur de santiago, en la parroquia san pedro y san Pablo, toda aquella promoción social que surgió en el gobierno del Presidente Frei Montalva. Era tan interesante ver los Centros de Madres, las Juntas vecinales, los Clubes deportivos, como había… Hoy día yo estoy de nuevo en el mismo lugar y claro, hay más progreso. Ahora hay micros que pasan por las calles de la población. Antes caminábamos 20 cuadras para tomar una. Ahora hay teléfonos en todas las casas. Había, porque ahora hay celulares nada más. Los hijos ya se fueron. Hay autos en cualquier pasaje y hay un autito último modelo. En ese tiempo, entraba un auto y todo el mundo se preguntaba de quién será y a qué vendrá.

Bueno, ha habido progreso económico, pero hay una tremenda pasividad pienso yo. Cuesta mucho mover a la gente. Algo nos ha pasado, que la comunidad social no se ha movido en la misma dimensión. El desarrollo ha fallado, entonces por ese lado, pienso yo…Agrega el Papa: “la globalización no es sólo económica, debe tener una orientación personalista y comunitaria. La globalización no es ni buena ni mala, será lo que la gente haga de ella. Debemos ser sus protagonistas, no las víctimas. Si se gestiona bien, habrá gran distribución de la riqueza en el planetario, dice el Papa. Si se gestiona mal, se incrementará la pobreza y la desigualdad, con una gran crisis mundial.Y ahí estamos. Estamos en el hilo, para ver donde vamos. Por donde se va a definir esto. Buena gestión, mala gestión. Me temo mucho lo segundo. No sé si soy muy pesimista.

Capitulo Cuarto. Vamos ir a más rápido. Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes. El ambiente. Ese es el tema. El Papa dice: “la solidaridad tiene que ser universal, es un deber. Los derechos se ponen arbitrarios. La comunidad internacional tiene el deber de ayudar a los países más necesitados de desarrollo”.

Aborda el crecimiento demográfico. Eso le permite hablar del tema de la familia. De verdad, hay un problema con la natalidad. Tengo entendido que en España, por ejemplo, hay un índice de natalidad que es negativo, cada vez hay menos gente, por lo tanto cada vez habrá más gente mayor, menos niños, menos jóvenes. Bueno, el papa llama la atención sobre eso y dice: “Tengamos cuidado. No es cosa de llegar y decrecer la natalidad por razones económicas.

Hay muchas cosas más en juego. Y estaba el tema de la familia cómo núcleo central de la sociedad humana. “Hay que estar abiertos a la vida, dice. En la vida, las personas son una riqueza social y económica”. Está por políticas que renuevan la centralidad y la integridad de la familia.

Tiene que haber una ética anímica de la persona humana, amigable. Para que la economía funcione correctamente, tiene que tener una ética y una ética amigable. Tiene que haber relación entre la empresa y la ética. Vuelve sobre tema ya dichos ¿No? Tiene que haber humanización del mercado y de la sociedad. En las iniciativas para el desarrollo, debe quedar a salvo la centralidad de la persona humana. Ya ven, temas reiterativos del Papa.

Alude en seguida a una cosa interesante. Los macroproyectos tienen que tener también microproyectos. Muchas veces, dice el Papa, solamente se piensa en grandes proyectos, pero hay microproyectos.

Más adelante hablará de de la microfinanciación. Cómo ayudar a los pequeños empresarios. Un problema que también nos cabe aquí en Chile. Sabemos que las PYMES por ejemplo, son las que dan más trabajo en el país y necesitarían quizás más apoyo, mejores leyes. Favorecer a esos microproyectos. A nivel de un país, pero también en la cooperación internacional.Y luego se mete el tema ya más ecológico del ambiente. Dice: “la relación del hombre con el ambiente natural. La naturaleza es un proyecto de amor y de verdad. Es un regalo de Dios y no cuidamos el ambiente. Debemos tener solidaridad con las generaciones sucesivas”. Y llama la atención sobre la justicia intergeneracional. Sin darnos cuenta, podemos estar dejando a la generación que viene y está viniendo, que ya llegó, un ambiente absolutamente liquidado para el futuro de la humanidad. Alude a los problemas energéticos. A la urgente necesidad de renovada solidaridad entre países pobres y ricos. Le dice a los gobiernos que sean responsables de la naturaleza. Tiene que haber una alianza entre ser humano y medioambiente y dice el Papa: “El que trata mal a la naturaleza, a sí mismo se trata mal”. Quien trata mal a la naturaleza está estableciendo un paradigma del trato que tiene consigo mismo y por lo tanto postula, sin detallar, nuevos estilos de vida, dice el Papa.

Capítulo Quinto. “La colaboración de la familia humana”, así se llama. El desarrollo de los pueblos depende sobre todo de que se reconozca como parte de una sola familia, que colabora con verdadera comunión. La integración debe desarrollarse bajo el signo de la solidaridad. Tiene que haber inclusión. No hay exclusión. Inclusión de todas las personas, de todos los pueblos, en la única comunidad de la familia humana, que se construye en la solidaridad. Sobre la base de los valores fundamentales de la justicia y de la paz. La relacionalidad, -dice- es elemento esencial”. Establecer relaciones. Y el criterio –dice- para establecer una cultura y una religión, siempre es “todo el hombre y todos los hombres”. Si una cultura, cualquiera que sea, si una religión, cualquiera que sea, si una religión, cualquiera que sea, está por todo el hombre y todos los hombres, esa cultura y esa religión, es válida. Tiene verdad en si misma”.

Por lo tanto, hay que promover la colaboración fraterna entre todas las religiones, pero también entre creyentes y no creyentes. El Papa se abre a eso y es bueno que lo explicite, se abre al hecho de que muchos no creyentes, desde luego y eso es innegable y lo reconocemos, tienen elementos de humanismo que son tan coincidentes con los de nosotros, los creyentes.

Hay que crecer en la convivencia y en la solidaridad universal. El desarrollo puede ser una gran ocasión para el encuentro cultural y humano. Habla de solidaridad internacional, pero también la solidaridad social, desde la base y esto es importante.
Yo lo veo en el sector donde vivo y trabajo, lo importante fortalecer, en nuestras comunidades, la solidaridad. No es fácil porque quién más, quién menos, viene también con una carga personal, con una biografía que a veces ha sido muy dura y por lo tanto se refleja en personalidades difíciles, a veces conflictivas, conflictuadas. Pero allí se hace muy importante la solidaridad, y sin esa solidaridad en la base, será muy difícil crear personas solidarias en el futuro.

Aquí hay un tema tremendamente duro, que es el tema de la consistencia familiar, por ejemplo. La estructura familiar. Hoy día muchas familias están desestructuradas, están desintegradas. No hay padre, no hay madre y es terrible. En un sector de mi parroquia hay un lugar donde hay mucha drogadicción concentrada. Hay tráfico y consumo. Hay hijos que son hijos de traficantes y consumidores. Tenemos ahí una pequeña escuelita que trata de rescatar justamente a los hijos de ellos. Pero la tarea es tremendamente difícil, porque no tienen apoyo en su familia. Falta esa solidaridad de la base.

Agrega el Papa. Mayor acceso a la educación. Sin entrar en detalles aborda curiosamente el turismo. El turismo internacional. Me llama la atención, de repente habla del turismo y dice: “Claro, el turismo puede ser una oportunidad de crecimiento cultural, o bien de degradación moral. Y se refiere en concreto al turismo sexual, que parece que en algunos países está fuerte. Y dice el Papa: “Nadie hace nada, ni los civiles ni los estados. Nadie denuncia, nadie toma medidas”.

Se refiere a las migraciones. Tenemos aquí migraciones importantes en el país. El otro día se ha quemado una casa con 70 migrantes peruanos y ecuatorianos. Y había un solo baño para 70 personas. Bueno, dice el Papa: “Los trabajadores migrantes no pueden ser considerados una mercancía o una mera fuerza laboral”. Por ahí una vez escuché: “Que bueno esto de trabajadores peruanos porque sale más barato”. Si alguien lo ha dicho, está absolutamente fuera de toda humanidad. No solamente fuera de esta encíclica; fuera de todo sentimiento humano. Y a lo mejor hay nanas urbanas que no son tratadas las nanas chilenas, les digo desde el punto de vista de su contrato de trabajo. Y eso no es cristiano, simplemente.

Habla de la pobreza y la desocupación. Muchos son pobres porque es violada la dignidad del trabajo humano. Organizaciones sindicales de los trabajadores, son importantes, dice: “Deben ser alentadas y sostenidas”. Habla de las experiencias de la microfinanciación de los consumidores y sus asociaciones. Quizás estaba recién naciendo eso.

Y finalmente tiene el capítulo algo que también llama la atención, pero cita algo antiguo, al Papa Juan XXIII cuando escribió en el año 1963 la Encíclica Pacem in Terris. Prácticamente dos meses antes de morir fue publicada esta Encíclica. Y el Papa Juan XXIII pide una autoridad política mundial y Benedicto la toma y dice que acaso las Naciones Unidas podrían transformarse en una autoridad política mundial, con la responsabilidad de proteger a las naciones económicas. Buena idea. No sé que facilidad habrá para que eso siga. Claro, cual será la…

Termino con el capítulo sexto, que estaba destinado al tema de los pueblos y la técnica. El desarrollo de los pueblos y la técnica. “La tecnología hoy día es un prodigio” dice, el Papa habla de los prodigios d la tecnología. “Pero el desarrollo de los pueblos se degrada cuando la humanidad piensa que puede recrearse, utilizando solamente, utilizando los prodigios de la tecnología. La técnica mas nunca sólo la técnica.

El desarrollo tecnológico puede alentar la idea de la autosuficiencia de la técnica. En el proceso de la globalización, podría sustituir las ideologías por la técnica, transformándola a ella misma en un poder ideológico. Y esto es siempre un riesgo para la humanidad. Por lo tanto hay una necesidad apremiante de una formación para un uso ético y responsable de la técnica.
Para esto se necesita –dice- hombres rectos. El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que se sientan fuertemente en su conciencia, la llamada al bien común. Cuando predomina la absolutización de la técnica, se produce una confusión entre los fines y los medios. El empresario considera como único criterio de acción, el máximo beneficio de la producción. El político la consolidación del poder. El científico, el resultado de su descubrimiento. ¿Y cuáles son las consecuencias para los marginados del sistema?

Alude a los medios de comunicación. “debe ser ocasión de humanización, dice. Deben contar con el fundamento antropológico”. Es decir, deben contar con que el ser humano es lo principal. Que la persona humana es el corazón de cualquier actividad humana. Pero hay una crítica ahí, con justa razón.

Se refiere también a la bioética, donde él ve una lucha entre el absolutismo de la técnica y la responsabilidad moral. Y dice que es un ámbito delicado y decisivo. Dice que si actuaran con la razón pero sin fe, se puede perder, en su propia omnipotencia, la razón. Y cuando actuamos con fe pero sin razón, corremos el riesgo de alejarnos de la vida concreta de las personas. Entonces él dice: “Razón con fe y fe con razón”. Y agrega unos párrafos sobre el desarrollo espiritual de las personas. Dice: “No solamente el ser humano necesita un desarrollo material, económico. Hay valores del espíritu, muy fuertes, que todo ser humano los tiene, sea creyente o no, incluso hay una cierta trascendencia que por ahí aparece.

En la conclusión, el Papa dice que la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo, es un humanismo cristiano. Fíjense la tremenda carga que nos tira encima el Papa Benedicto. Si este grupo que está aquí pudiera preguntarse o no ¿qué es lo que podemos ofrecer al mundo de hoy, a nuestro país, a nuestra querida patria. No a este país, sino que a nuestro país?
No me gusta a veces cuando se nos va eso, este país dice uno…no nuestro país. ¿Qué podríamos ofrecerle? Lo mejor que podríamos ofrecerle es el humanismo cristiano. Me imagino que en eso está ustedes, algunos hace muchos, muchos años, cuando eran apenas monaguillos, no llegaban a cardenales todavía, ni soñaban. Esto significa una disponibilidad dice el Papa, para con Dios y para con los humanos. Y esta es una tarea solidaria y gozosa. Gozosa.

Si me permiten una anécdota. El otro día, el 14 celebré misa a las ocho y media de la mañana en una escuela, en un colegio de la Florida, paradero 19. El colegio se llama san Damián, justamente por Damián de Molokai. Al momento del Evangelio llamé a los niños que quisieran compartir conmigo el comentario. Y había como unos 10, 15 niños alrededor mío. Estaban casi encima, en unas gradas… entonces hablando de Damián, hay una frase del Padre Damián, muy hermosa, que dice, ya leproso: “Soy el misionero más feliz del mundo”. Entonces yo le pregunté a un niño, que debe haber tenido unos 9 años: “Dime tú ¿cómo es posible entender que una persona, que primero es leprosa seguro y en seguida muere de lepra, pueda ser feliz? Y el niño me responde, con una teología maravillosa, me dice: “Porque cuando uno hace el bien a una persona, siempre queda contento”. Encontré tan bonito, un niño….

Bueno, de eso se trata ¿no? Uno puede sufrir, puede morir por otra persona, pero es feliz en la solidaridad. Como ustedes, padres de familia, ustedes madres de familia, harían cualquier cosa por un hijo, una hija y después de haberlo hecho, haberse sacrificado, lo que hubiese sido, si les preguntan, dirán: “Estoy Feliz”.

El Papa dice eso. Es una tarea solidaria, con todo lo que eso implica, pero gozosa. El amor de dios, dice, nos invita a salir de lo que es limitado y no definitivo. Nos da valor para trabajar y servir en busca del bien de todos.

Por último, yo creo que lo que decía al comienzo, pero repito, toda esta Encíclica está en el Evangelio de Jesús. El Papa podría haber hecho un buen comentario del Evangelio y quizás nos habría creado una Encíclica maravillosa, pero no está demás lo que hace, porque necesitamos saber más, que alguien nos dijera, nos mastique un poco las cosas y nos haga pisar la realidad, realidades actuales. Pero finalmente está Jesús.

Y con eso termino. Yo creo que la persona de Jesús es la mejor muestra de lo que es el amor de Dios. Alguien dijo esta frase: “La mejor metáfora de Dios, es la compasión hacia un herido”. ¿Se acuerdan de la parábola del buen Samaritano? Un hombre botado en el camino, en la cuneta, herido, maltratado de la vida, marginado, excluido del camino de los hombres, medio muerto, a punto de morir. Cuando Jesús lo cuenta y dice que aparecen dos viajeros, yo creo todo el mundo ha escuchado que jesús aplaude, porque finalmente viene alguien. Y en eso, cuando descubre que es un sacerdote del templo ¿Qué es lo que va a decir ese herido? “Felizmente es un sacerdote del templo. Hombre bueno. Hombre de Dios. Viene de cumplir su turno en el templo de Jerusalén. Ha estado metido en los asuntos de Dios. Sin embargo, lo mira. No es que no lo vea, da un rodeo, sigue de largo. El levita enseguida. Bueno, este si, también es de Dios y funcionario de Dios. Pero muchas veces los funcionarios no sirven. Para estas cosas deben preocuparse de un herido, porque tiene una función muy mayor. Y cuando viene el tercero, el samaritano y descubre al herido, que es el samaritano. Y los auditores del liceo también dirán: “A este lo rematan. A este lo rematan porque ¿Qué es lo bueno que pueda venir de un samaritano? Y de ese samaritano, de ese odiado samaritano viene la compasión de Dios. Ahí está la compasión.

Fíjense la tremenda crítica estructural que Jesús hace con esta parábola. Bueno, esa es la mejor metáfora de Dios. La compasión hacia un herido. Es que Jesús no ha ido a mirar la vida, no desde el sacerdote del templo, sino desde la víctima. Volvemos a lo que ya decíamos y por eso uno admira tanto a Jesús, cuyo objetivo, cuando vino a la tierra, no es organizar una religión más perfecta. No es resolver una teología más precisa sobre Dios no es desarrollar una liturgia más digna en el templo. A nada de eso viene. Viene a estar al lado, junto con la gente más pobre de la tierra. A eso viene Jesús. Ni es maestro de la ley, ni es doctor de la ley, no es licurgo del templo, no es sumo sacerdote. Simplemente la pasión de su vida es estar al lado de los pequeños, de los últimos y quiere para ellos una vida más digna y dichosa. Y para todos. Eso lo llamó él su proyecto, el reinado de Dios.

Alguien decía: “Cuando la filosofía y las religiones, las ideologías y las políticas, los cultos y las iglesias experimentan una crisis profunda, la figura de Jesús no está en crisis. Es lo que nos salva. Y creo que siempre, con esta encíclica, con otras, más allá de ella y antes de ella, lo fundamental está en la persona de Jesús.

Muchas gracias

APLAUSOS, MUCHOS APLAUSOS

Colaboración del Camarada Alfredo Pesce G.
PDC Providencia

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