martes, 12 de abril de 2011

Propuesta para la discusión doctrinal de la misión de la DC al día de hoy, a partir de nuestras raíces

Colaboración del camarada Alfredo Pesce G.
PDC Providencia


CAPITULO I
LA MISION Y SUS RAICES


(1) El Partido Demócrata Cristiano quiere una democracia en la que todo el ser humano obtenga un pleno desarrollo en su dimensión física, psíquica, espiritual y social. Su razón de ser proviene de una comprensión ética del ser humano con plena vigencia en el presente también con clara proyección de futuro. Queremos anticipar una civilización más humana. Nos resulta urgente construir una verdadera comunidad, en justicia y libertad, cada día mayores.

(2) El PDC no es un partido confesional. Su acción política, sin embargo, se sustenta en el reconocimiento de la naturaleza espiritual y trascendente del ser humano, en la veracidad, en la amistad cívica y la fraternidad en las relaciones internas y externas, en la solidaridad especialmente con los más débiles, y en el respeto a cada persona independiente de su etnia, sexo, edad, religión opciones políticas y orientación sexual.

(3) Al actuar en política el demócrata cristiano es un servidor. No ejerce el poder con propósito de dominación, en beneficio personal o grupal y debe ser coherente entre lo que piensa, dice y hace.

(4) La Democracia Cristiana está convencida que para vitalizar y dar credibilidad a la vida democrática se requieren, además, comportamientos testimoniales de seriedad, transparencia, idoneidad, honestidad y creatividad, de parte de los que representan a los ciudadanos a nivel nacional, regional, comunal y en las múltiples acciones sociales participativas.

CAPITULO II
DERECHO Y DEBERES DE LA PERSONA HUMANA


(5) El Partido Demócrata Cristiano fundamenta su concepción de la sociedad en el valor de la persona humana. Sostiene que no hay verdadero desarrollo integral de la persona sin comunidad y que no hay comunidad verdadera sin personas que sean significativas para los demás.

(6) Nuestro humanismo es personalista, comunitario y democrático. La comunidad promueve el pleno desarrollo en la comunión de las personas. El personalismo supera tanto al individualismo y como al colectivismo.

(7) Tal humanismo reconoce explícitamente los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y los derechos a un medio ambiente sano, al desarrollo y a la paz. El Estado y sus instituciones deben garantizarlos y otorgar a la sociedad los medios para someter su ejercicio a las exigencias del bien común.

(8) La democracia cristiana apoya la protección internacional de los derechos humanos, y promueve políticas públicas que aseguren el efectivo respeto de todos estos derechos. Para Chile propiciamos un reforzamiento de la sociedad civil como el contexto más adecuado para un desarrollo integral.

CAPITULO III
LA DEMOCRACIA COMO SISTEMA POLITICO Y SOCIAL


(9) La Democracia Cristiana promueve y apoya, nacional e internacionalmente la democracia como sistema político, sustentada en el principio de legitimidad. Se trata del reconocimiento efectivo de los derechos humanos y de la regla de mayoría para tomar decisiones colectivas a través de elecciones informadas, limpias y transparentes.

(10) La Democracia Cristiana considera que la expresión de la democracia sobrepasa su dimensión electoral, se refleja también en el sistema cultural, social, económico y político. Por eso afirma la necesidad de una democracia social en Chile comprometida con la superación de la pobreza y la drástica disminución de las profundas desigualdades existentes. Antes de ser un sistema político, la democracia para nosotros es un sistema de vida.

(11) El Partido Demócrata Cristiano cree en la democracia. Ella se sostiene en las leyes de la República y en sus legítimas autoridades. Todo ello permite una forma de gobierno que respete los derechos humanos, la convivencia positiva entre personas de ideas discrepantes y la progresiva evolución social. Concibe la democracia como un constante esfuerzo creador e imaginativo para alcanzar la vigencia de la libertad, la búsqueda y el logro de la igualdad, la vivencia de la fraternidad y la solución de los problemas nuevos que enfrenta cada generación. Alienta con energía la igualdad humana y social de los trabajadores y empleadores y el advenimiento de un mundo sin exclusión de clases y sin explotación de ninguna especie. Fundamenta en tales propósitos su vocación popular.

(12) EL fortalecimiento y plena legitimidad de la democracia requieren, superar la desconfianza ciudadana que se ha hecho más evidente en la sociedad del conocimiento y la información. Es necesario acentuar en la práctica democrática la transparencia y el control ciudadano, junto al fortalecimiento de los partidos políticos. Así mismo la democracia requiere de medios de comunicación libres y plurales y el perfeccionamiento de sus instituciones representativas y, además evitar la reelección sin límites de cargos de elección popular.

(13)** La democracia así concebida es coherente con la existencia de Fuerzas Armadas nacionales organizadas y bien equipadas, obedientes, no deliberantes, jerárquicas y sujetas a los poderes legítimos del Estado. Las Fuerzas Armadas pertenecen a la nación entera y, en consecuencia, a ningún sector en particular.

** Hay personas que estiman que este párrafo no debería incluirse.

CAPITULO IV
POR UNA SOCIEDAD SOLIDARIA


(14) La solidaridad se hace concreta en la democracia social. El sistema capitalista ha acentuado las desigualdades, tanto de ingreso y riqueza, como de oportunidades de acceso a bienes y servicios esenciales para el desarrollo de las personas.
(15) Las imperfecciones del mercado han permitido la dominación de ciertos grupos socio- económicos sobre otros más débiles, provocando una situación social injusta. Por esto la Democracia Cristiana propicia la regulación por parte del estado.
(16) La Democracia Cristiana entiende que los bienes materiales poseen una función social intrínseca. Antes de su eventual apropiación individual, ellos tienen una destinación universal.
(17) La propiedad es, o los bienes materiales en su conjunto, son un bien común. La obra entera de la creación ha sido confiada al ser humano para que todos puedan tener acceso a ella y alcanzar así una vida digna, tanto como miembros de la sociedad humana, como en la familia y en la vida individual. Esto supone y exige el cuidado de la naturaleza y del medio ambiente como responsabilidad de todos, tanto de las organizaciones internacionales, como del Estado, las familias y las personas individuales.
(18) El bienestar de las personas no solo depende del ingreso monetario, sino también del acceso al consumo de los bienes y servicios gratuitos o subsidiados que satisfagan sus necesidades básicas.
(19) El Partido Demócrata Cristiano considera que la Protección social es un deber del Estado, que conduce a la superación de la pobreza, a corregir situaciones estructurales de desigualdad y asegurar a las personas el acceso a bienes y servicios básicos como son entre otros: la educación, la salud, la vivienda, la inclusión social, la justicia y la seguridad personal.
(20) La educación, pública y privada de amplia cobertura y de calidad en todos sus niveles, es condición necesaria para superar las desigualdades y lograr un verdadero desarrollo del país. El Estado tiene la responsabilidad de cumplir con estos propósitos.
(21) De igual manera, la Democracia Cristiana postula que quienes poseen más bienes materiales han de ser invitados, a través de las diversas organizaciones sociales y de las cargas impositivas a contribuir solidariamente a la construcción de una sociedad más justa y realmente fraterna.

CAPITULO V
LA FAMILIA


(22) La familia es la célula básica de la vida humana, personal y social. Su importancia para el desarrollo integral de la persona es irremplazable. Creemos que la familia basada en el matrimonio, esto es en una relación de amor y compromiso estable entre un hombre y una mujer, así como de las niñas y niños frutos de esa relación, es la forma de familia que por naturaleza contiene los elementos indispensables para la mejor realización de la pareja y el sano y equilibrado desarrollo de los hijos.

(23) Con todo, el Estado deberá regular legalmente las situaciones particulares de quienes no han querido o podido vivirlo, De allí que ha de regular las distintas situaciones que surgen de la ruptura de matrimonios o de opciones de vida diferentes.
(24) Concebimos el bienestar espiritual y material de los niños como un fin inspirador de las políticas públicas en general, con especial énfasis en las relativas a su seguridad, salud, educación, esparcimiento y sana sociabilidad.
Particular respeto y cuidado merecen los niños que pudieran verse afectados y valora las normas que no hacen diferencia entre niños nacidos dentro o fuera del matrimonio.
(25) La Democracia Cristiana respalda la vigencia de los derechos de los niños y las niñas. Dadas las características del mundo en que les corresponderá vivir y actuar, los niños y jóvenes deben alcanzar el máximo desarrollo posible de sus potenciales y competencias, en la familia y en el sistema educacional formal, antes de entrar al mundo del trabajo. El Estado debe apoyar este objetivo cuando la posibilidad de su realización pudiera verse truncada por falta de recursos económicos.

CAPITULO VI
LA MUJER


(26) La democracia cristiana reconoce el cambio en la situación de la mujer como una gran conquista en la historia de la humanidad. Valora el proceso acaecido en los últimos doscientos años y la lucha de mujeres de diversas épocas, países, etnias, edades, condición e ideologías para alcanzar la situación actual.

(27) Reafirma la igualdad de derechos y procura modificar los patrones socioculturales de hombres y mujeres, para alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas de cualquier índole que estén basados en la idea de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.

(28) Propicia que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos. Creemos que el interés de los hijos deberá constituir la consideración primordial en todos los casos.
(29) Reconoce el derecho de la mujer a tener control sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, siempre y cuando no afecte la vida de otro ser.

(30) Considerando que en Chile todavía existen desigualdades de género, apoyará las acciones encaminadas a las soluciones que requieren las mujeres que trabajan fuera de casa o en ella. Prestará especial atención a las cuestiones de empleo, igualdad de remuneraciones, disponibilidad de jardines infantiles, educación, salud, vivienda, seguridad y otras emergentes.

CAPITULO VII
LA JUVENTUD


(31) El Partido Demócrata Cristiano señala como de la mayor importancia la participación de las jóvenes y los jóvenes en la construcción de una nueva sociedad, en el desarrollo de Chile y, naturalmente, en su propio crecimiento como personas y como ciudadanos.

(32) El partido Demócrata Cristiano apoya a su juventud en cuanto valora la constancia, el trabajo responsable, la buena educación, la capacidad e iniciativa para hacer cosas nuevas, el apoyo de la familia y la solidaridad como condiciones para alcanzar una vida buena. Coincide con ellos y ellas en que la actual generación ha tenido que desenvolverse en una sociedad caracterizada por el cambio, la flexibilidad y la volatilidad de muchos referentes, esto crea nuevas posibilidades, pero, también exige remover las dificultades para integrarse a la sociedad sin dejar de lado la imagen que han construido de sí mismos. Por eso solidariza con su exigencia respecto a la existencia de instancias de participación, a una acción decidida frente a los problemas de la ocupación juvenil, de la calidad de la educación y de las condiciones necesarias para formar un nuevo hogar.

(33) Declaramos inaceptable la permanencia, y aún acentuación, de las desigualdades que alcanza a la juventud en nuestro país; mientras un sector logra adquirir los recursos humanos y sociales necesarios para adaptarse rápidamente a las nuevas exigencias, otros ven imposibilitado su acceso a tales oportunidades.

(34) Por otra parte, el debilitamiento de algunas instituciones primordiales, como la familia y la comunidad, se traduce en una menor aptitud para invertir en la educación de los hijos y cumplir el rol socializador complementario del de la escuela.

(35) Postulamos un mundo del mañana que empieza hoy a través de la participación de los jóvenes en todos los niveles que le competen: creación de cultura, solidaridades de diversas índoles, aporte insustituible en la construcción de una sociedad más justa para todos.

CAPITULO VIII
ESTADO Y SOCIEDADES INTERMEDIAS


(36) La Democracia Cristiana reconoce la importancia que ha tenido en el pasado el centralismo unitario en la cohesión nacional. La nueva época que enfrenta el país, tanto nacional, como internacionalmente, requiere reformas de sus estructuras. La descentralización del Estado y el fortalecimiento de la sociedad civil son necesarios para lograr la consolidación democrática, la competitividad económica y la participación equitativa de la población en el progreso nacional.

(37) La Democracia Cristiana cree y promueve la subsidiariedad solidaria y para lograrla considera indispensable fortalecer los cuerpos intermedios hasta ahora descuidados en su calidad de componentes de la sociedad.

(38) En el orden territorial, propiciamos un régimen unitario regionalizado. Se impulsarán las regiones como agentes de su desarrollo, en lo económico, social y cultural. Regiones con identidad y legitimidad reconocidas podrán avanzar hacia el autogobierno político y autogestión económica, sin dejar de reconocer las funciones que necesariamente deben permanecer en la autoridad central; lo que deseamos es la articulación de redes comunales que puedan impulsar su desarrollo y superar su atomización.

Afirmamos la vigencia de los Municipios como la unidad más cercana a las personas. Propiciamos su fortalecimiento técnico, financiero y administrativo y su autonomía.

(39) La descentralización verdadera permitirá también fortalecer las organizaciones sociales y productivas, dando nuevo vigor a las juntas de vecinos como centros de iniciativas y emprendimientos de la comunidad y además, estimulará el desarrollo de las cooperativas, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) que dan empleo a la mayoría de la población activa.

(40) La Democracia Cristiana propicia la descentralización del Estado a través de procedimientos y mecanismos de desconcentración, deslocalización y desburocratización, que conduzcan a una nueva institucionalidad que ligue al estado y la sociedad.

CAPITULO IX
ECONOMIA HUMANA SOSTENIBLE YMEDIO AMBIENTE


(41) El Partido Demócrata Cristiano aspira a la instauración de una economía humana orientada a lograr el pleno empleo, la superación de la pobreza, la inclusión social, la protección de los grupos vulnerables y la igualdad de oportunidades, independientemente de la condición socioeconómica de las personas; a lograr un desarrollo sostenible y sustentable, que considere los intereses inter generacionales; a alcanzar un desarrollo científico y tecnológico que no afecte la dignidad del ser humano; y a eliminar las estructuras opresoras que provienen del sector público o privado.

La economía humana tiene como sustento una sociedad productiva, innovadora y emprendedora, siempre a partir del respeto por la igualdad de cada uno de sus miembros y autores.

(42) La Democracia Cristiana considera que los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen el derecho de una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza. Esa buena vida humana requiere velar por nuestra continuidad como especie y la coexistencia armónica y equilibrada con la naturaleza de la que somos parte, siendo preocupación especial la preservación de recursos escasos y vitales, como es el caso del agua.

(43) Afirma que el derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda a las necesidades ambientales de las generaciones presentes y futuras y estima que los usos responsables de los recursos naturales deben considerar la participación de las personas y comunidades las cuales tienen el derecho a contar con amplia y oportuna información de la que dispongan las autoridades públicas y las empresas privadas.

El Estado y las empresas privadas deben facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información pertinente a su disponibilidad.

CAPITULO X
CONCERTACION SOCIAL


(44) El partido Demócrata Cristiano propicia el fortalecimiento de las organizaciones sociales y de la sociedad civil, para lograr un mejor equilibrio entre empresarios y trabajadores, una participación activa de las comunidades en la satisfacción de sus necesidades y el dialogo intergeneracional.

(45) El Partido Demócrata Cristiano cree en el diálogo como un medio eficaz para crear confianza y mejorar las relaciones sociales. Con este propósito promueve la concertación social a través de la creación de instancias que permitan el diálogo, tanto en forma permanente, como sería un Consejo Económico Social, o transitorio, como serian los Consejos o Comisiones destinadas a informar sobre temas de interés nacional o local. Para que estas instancias sean eficaces deben tener autonomía, transparencia y representatividad.

CAPITULO XI
LAS ETNIAS


(46) La Democracia Cristiana reconoce el carácter multiétnico de la población chilena. Promueve la comprensión y el respeto por las particularidades que esto conlleva por parte de la sociedad y el Estado. Valora la existencia de los pueblos originarios así como su integridad y desarrollo de acuerdo a sus costumbres y valores. Apoya las medidas adecuadas para el pleno respeto de sus derechos y la promoción de su bienestar incluyendo todos los aspectos relativos a su situación actual y a sus aspiraciones.

CAPITULO XII
RELACIONES INTERNACIONALES


(47) En política internacional defendemos la autodeterminación de los pueblos, el principio de no intervención y la igualdad jurídica de los estados; con todo, consideramos que el respeto de los derechos del hombre es un valor superior que no debe quedar supeditado al concepto de soberanía estatal. Fomentamos el intercambio comercial y cultural entre todas las naciones.

(48) En el marco de una visión realista sobre la existencia de conflictos nacionales o internacionales, declarados o irregulares, rechazamos toda forma de agresión y promovemos la solución pacífica de las controversias; pero sostenemos también el derecho y el deber de la legítima defensa contra toda amenaza o violencia.

(49) En el pasado bipolar procuramos evitar todo alineamiento en las estrategias de poder que pretendían dividir al mundo en posiciones irreconciliables. En la realidad multipolar actual, queremos relacionarnos con el mundo sin exclusiones, valoramos la realidad hemisférica y promovemos la integración latinoamericana, en el contexto de un multilateralismo abierto a todos los países y continentes. Creemos necesario fortalecer los sistemas de seguridad internacional, promovemos el desarme y la proscripción de las armas nucleares.

(50) En la realidad actual, fuertemente marcada por el neoliberalismo y un proceso de globalización económico-financiero que amenaza entregar a las fuerzas del mercado la orientación de la vida planetaria, la persona y su dignidad siguen siendo un valor orientador. Los seres humanos no pueden transformarse en meros factores del mercado mundial, ni ser perseguidos por motivos religiosos, raciales o ideológicos.

(51) Apreciamos aspectos de la globalización que resultan favorables para el desarrollo humano, como la universalización de los DD.HH. y otros objetivos importantes para la población mundial, el funcionamiento del Tribunal Penal internacional, la proyección de igualdad de condiciones para la mujer y la juventud, la difusión de tecnologías de información y comunicación, la lucha contra todo tipo de discriminación, la defensa de los pueblos originarios y la protección de los bienes culturales.

(52) Sostenemos la necesidad de aprovechar todas las ventajas que provienen de la globalización, pero queremos una globalización no meramente económico- financiera. Nosotros queremos una globalización de los derechos y las solidaridades, comprendemos también que la seguridad no se puede garantizar en algunos casos, en los límites de cada país como ocurre hoy con el terrorismo y el narcotráfico.

(53) Para nuestro país es fundamental conseguir la apertura de los mercados y lograr un acceso equitativo al mercado internacional, sin necesidad de sobreexplotar nuestros recursos naturales, sino valorizando nuestros recursos humanos.

(54) No aceptamos que las tendencias privatizadoras pretendan abarcar todos los campos de lo humano y postulamos la intervención del Estado en áreas que son esenciales para el justo desarrollo de las personas y de la sociedad. Queremos defender a Chile de las amenazas que implican la mayor concentración del poder cuando este conduce a una dominación abusiva, de los atentados al medio ambiente, del manejo de la propiedad intelectual por poderes trasnacionales y del monopolio de las tecnologías de punta. Para ello es necesario acentuar la acción concertada y solidaria de países con intereses semejantes y fomentar el multilateralismo por sobre relaciones bilaterales poco balanceadas.

(55) Damos especial importancia a nuestra política regional y vecinal. Queremos proyectarnos desde América Latina hacia los inmensos mercados de Asia Pacífico, para lo que debemos trabajar en plena colaboración con la región sudamericana y especialmente con nuestros vecinos. Es importante lograr con ellos una relación estratégica, que incorpore la variable cultural y la cooperación económica, especialmente con los países mediterráneos de nuestra zona geográfica.

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