lunes, 4 de junio de 2012

A Patricio Aylwin con cariño, tanto en la diferencia como en la coincidencia


Por Ricardo Hormazábal S. Abogado y ex senador

Por muchos años, mantuve serias diferencias con Patricio Aylwin, tanto durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva como durante el gobierno de Allende. Pero me consta que no participó en la preparación del Golpe, como sí lo hicieron los derechistas

Coincido con Aylwin en su calificación de malo al gobierno de Allende y discrepo de él respecto a que Pinochet no fue un obstáculo grande en la transición. Reconozco y comprendo a las personas que no les gustan estas opiniones y respeto su derecho a tener una posición distinta. ¿Pero, que tiene de novedoso constatar que ese pasado nos divide? Lo sabemos desde hace mucho y que logramos superar las aberraciones de la dictadura encontrando puntos de acuerdo para el futuro. Pero me niego a aceptar un veto a la discusión o a la entrega de opiniones. Podemos debatir sobre ese pasado, y algo muy urgente y abandonado, ¿Por qué perdimos, después de 20 años de gobierno y nos ganó la derecha?

Reflexionar en estos tiempos no es fácil. No es menor el hecho que la Iglesia Católica anuncie el año 2007 la existencia de un cambio de Época que pone en jaque los paradigmas religiosos, culturales, políticos, económicos dando pie a conductas sin regulación ética , como lo vive la propia Iglesia Católica situaciones estas que nos duelen a los pecadores católicos, entre los que me incluyo, pero que no afectan mi Fe religiosa, en ese padre Dios bueno que nos dotó del libre albedrío que nos conduce a ser responsables de nuestras conductas ni mi confianza en tantos hombres buenos que ejercen la noble misión de pastores de esta Iglesia.

Tampoco cuestiono mi Fe democrática secular, en el lenguaje mariteaniano, cuando enfrento las coincidencias o disidencias en el terreno político.Tuve el agrado de estar presente en la ceremonia reciente en que la internacional DC rindió un merecido homenaje al ex Presidente Patricio Aylwin y, tal como lo demuestran las fotos y crónicas de Cambio 21.cl , todos los presentes sentimos y compartimos la emoción que el expresidente de Chile demostró ante tan merecido homenaje. Entre las notables intervenciones de ese día, Camilo Escalona, PS, remarcó que no siempre habían coincidido con él, pero que reconocía y agradecía decisiones con las que no concordaba,pero que habían cooperado al éxito de la difícil transición que vivimos y que hoy es tan fácil olvidar.

Esa es la forma digna de actuar entre demócratas. Me parece urgente reiterar que hay que tener cuidado con estas amnesias colectivas, ya que los pueblos que no aprenden de su historia, corren el riesgo creciente de repetir los peores errores, que dan luego paso a horrores que se sufren por muchas décadas. Chile vivió una guerra civil en 1891, falta de democracia en la década del 20 del siglo XX, y van casi cuarenta años del Golpe de Estado de 1973. Sobre ese pasado, relativamente reciente, así como sobre las causas de la derrota del 2010, tenemos diferencias muy grandes que deben ser analizadas con perspectiva histórica, con afán de aprendizaje para enseñarnos a construir futuro.

La Concertación fue la respuesta histórica que Chile requería desde fines de los años 60 y que la izquierda se negó a aceptar entonces, que fue renuente a asumir a fines de los ochenta pero que una vez que se definió y aportó, fue clave para la recuperación democrática. Al PC le costó más, ya que su opción militar de los ochenta los hizo crear un Frankestein que jugó a favor del dictador por muchos años. Esa opción estratégica, basada en una concepción ideológica totalitaria, fue una de las causas del Golpe de Estado. Algunos sostienen que no, bueno, entonces debatamos, con respeto, argumentos y motivados en proyectar a futuro una propuesta de auténtico cambio.

El año 2003 dirigí un Seminario con estudiantes de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Chile y aporté con un libro titulado "La DC y el gobierno de Allende" obra en la que junto a los documentos que cito y a mis experiencias personales, se incluyeron las opiniones de Luis Riveros, ex dirigente del PR, hoy Gran Maestro de la Masonería chilena, Jorge Arrate, PS, Mireya Baltra PC, ex Ministra de Allende y Patricio Hales, comunista en la época de la UP, hoy diputado PPD. No coincidimos, pero aportamos y por ello estoy abierto a cualquier debate serio sobre ese tema, así como sobre lo que debemos hacer para el futuro.Personalmente respaldo las opiniones de Mariano Ruiz- Esquide, respecto a la necesidad de incluir fuerzas de izquierda en una alianza que logre dar respuesta a los tiempos actuales. Las exigencias centrales: Un compromiso basado en la declaración Universal de los Derechos Humanos y un programa que en lo sustantivo se apoye en valores solidarios de justicia social, reemplazando el principio del lucro en Previsión, Educación, Salud, Cultura y apartando a la clase política de vínculos indeseados con los que detentan el poder económico.

Jacques Maritain señalaba que era factible que personas con profundas diferencias doctrinarias pudieran ponerse de acuerdo para impulsar un conjunto de "Verdades Prácticas" para avanzar en la justicia social. Pero él, así como Lenin, siempre sostenía que esas coincidencias no debían poner fin a la lucha ideológica que legítimamente debía darse. Hay un discurso, ya clásico de Radomiro Tomic, en la Cámara de Diputados que resumía en 5 puntos las profundas diferencias existentes con los comunistas, pero fundaba el voto de la Falange en contra de la Ley de Defensa de la Democracia, que dejaba a los comunistas fuera de la ley y que era apoyada entonces por el Partido radical, sectores socialistas y la derecha. Defiendo nuestro derecho a coincidir con fuerzas doctrinariamente distantes y a expresar con la misma fuerza mis diferencias. Para mí, Aylwin o cualquier otro.

Por muchos años, mantuve serias diferencias con Patricio Aylwin, tanto durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva como durante el gobierno de Allende. Antes del Golpe de Estado, la JDC que yo presidía entonces, apoyó a Renán Fuentealba en la elección de marzo del 73 que ganó Aylwin. Pero me consta que no participó en la preparación del Golpe, como sí lo hicieron los derechistas y algunos DC, como Carmona, Eduardo Arriagada y otros. Sus declaraciones del 12 y 17 de septiembre del 73, especialmente, con las que varios discrepamos, son consideradas por él como un gran error, según escribió en su libro "El reencuentro de los demócratas". Incluso fui su contendor el año 1987, representando estrategias distintas para poner fin a la dictadura y he declarado, sinceramente, que me alegro haber perdido ya que eso permitió que Aylwin ejerciera una Presidencia de Transición en lo sustancial, impecable.

Pero no estoy de acuerdo en su juicio sobre Pinochet. Es cierto, el dictador tenía todo el poder militar, el respaldo de la derecha económica y política y quería volver al poder, pero no pudo. No fue una contribución el ejercicio de enlace, sus acciones contra el Informe Rettig, su presión para que no procesaran a sus hijos y a él mismo por diversos casos de corrupción. Patricio Aylwin actuó como un árbitro arbitrador, su especialidad profesional, legitimado por los votos y, aunque no concordamos en todo, se ganó con creces el derecho a ser respetado por mujeres y hombres de buena voluntad.

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